I
Las rimas de las serpientes envenenan a entes y dejan cicatriz a los oyentes de unos dientes sin precedentes. El fuego las conjuga, el mar las calma, el viento las juzga todas de la misma calaña. Y es que las vacas reflexionan enteras, vivaces, pura gloria. Ellas entienden, no comparten los actos de las serpientes pues ellas de hierba se alimentan, cosas buenas generan y no como las serpientes, que de ellas se aprovechan. Es un estilo de vida, la más normal rutina, pues un camino zigzagueante observa los tres estanques, II Dime tres y te diré cuatro, dime que te repita y haré caso, mientras tu causa de nobleza me hagas ver lo veré como mi eterno deber.
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