I
Las rimas de las serpientes
envenenan a entes
y dejan cicatriz a los oyentes
de unos dientes sin precedentes.
El fuego las conjuga,
el mar las calma,
el viento las juzga
todas de la misma calaña.
Y es que las vacas reflexionan
enteras, vivaces,
pura gloria.
Ellas entienden,
no comparten los actos
de las serpientes
pues ellas de hierba se alimentan,
cosas buenas generan
y no como las serpientes,
que de ellas se aprovechan.
Es un estilo de vida,
la más normal rutina,
pues un camino zigzagueante
observa los tres estanques,
II
Dime tres y te diré cuatro,
dime que te repita
y haré caso,
mientras tu causa
de nobleza me hagas ver
lo veré como mi eterno deber.
Las rimas de las serpientes
envenenan a entes
y dejan cicatriz a los oyentes
de unos dientes sin precedentes.
El fuego las conjuga,
el mar las calma,
el viento las juzga
todas de la misma calaña.
Y es que las vacas reflexionan
enteras, vivaces,
pura gloria.
Ellas entienden,
no comparten los actos
de las serpientes
pues ellas de hierba se alimentan,
cosas buenas generan
y no como las serpientes,
que de ellas se aprovechan.
Es un estilo de vida,
la más normal rutina,
pues un camino zigzagueante
observa los tres estanques,
II
Dime tres y te diré cuatro,
dime que te repita
y haré caso,
mientras tu causa
de nobleza me hagas ver
lo veré como mi eterno deber.